lunes, 3 de noviembre de 2008

*La historia del revés*

Hola, soy Pedro, Pedro Manuel Rodríguez Gómez Carballo... y así puedo seguir pero esto no es lo que os quiero contar sino os quiero contar la razón por la que estoy aquí solo, bajo la lluvia, un viejo de 63, cansado... cuando ayer ni tenia 13 años, anteriormente...

Era un día de un radiante sol sin una nube en el cielo, yo estaba jugando con mis amigos Mario y Corns al fútbol y como siempre Corn nos ganaba a los dos. En ese momento a Corn le dio un subidón de auto estima y se empezó a reír de nosotros y esto seguido de despreciándonos diciendo que no nos merecíamos jugar con él que eramos demasiado malos. Después se fue con los mayores y nos desafió solamente para reírse de nosotros cuando ganasen.

Me fui llorando a casa igual que le pasó a Mario, estábamos tristes por haber perdido a nuestro gran amigo Corn que se le veía tan bueno y tímido antes de lo ocurrido...

No pude dormir, estaba muy nervioso porque al día siguiente sería el gran partido que obviamente perderíamos y nos marcaría para siempre simplemente porque nos quedarímos sin uno de nuestros escasos amigos...

De repente me entró un ataque de ira y me empecé a dar cabezazos contra la pared cuando en una de estas me rompí un diente entonces pensé que cuando viniese el hada de los dientes le pediría ayuda para el partido.

Fui a la cocina y me tomé una gran taza d café para no dormirme en toda la noche, me acosté en la cama y medio cerré los ojos hasta que vi al hada de los dientes y me levanté de golpe, el hada me vio y se fue volando, lo que pasa es que se dejó una especie de varita mágica , pero no una varita mágica cualquiera sino una varita mágica que tenía un especie de reloj de colores muy cantosos...

Empecé a curiosearla, estaba en mal hora, unos cinco minutos adelantados y la puse bien, de pronto estaba el hada otra vez en el mismo lugar, lo único que cambió es que yo seguía teniendo la varita.

Al descubrir esto puse el reloj a las nueve para poder dormir bien y seguir teniendo mi preciado diente.

Al día siguiente estaba tan descansado que llamé a Mario para ir a entrenar antes del partido, pero nunca le diría lo de la varita.

Cuando llegó el momento del partido ellos tenían el balón pero lo que hice yo fue parar la aguja y así poder coger el balón mientras ellos estaban en pausa.

Con este método pude ganar el partido pero nuestro ex-amigo no volvió sino que se quedó solo por habernos traicionado así.

Días después estaba tan aficionado a la varita que lo utilizaba para todo, hasta el momento en el que quise adelantar el tiempo un día entero para poder ir ya a una fiesta que habían organizado. En vez de eso me vi viejo como con 63 años osea como os conté en un principio. Cuando de repente apareció el hada de los dientes y me arrancó la varita de golpe muy enfadada diciendo que me quedaría así de viejo hasta que muriese y de fue.

Desde ese instante me quedé en casa encerrado porque no quería que me viesen con esas pintas.

Un día me arté de estar encerrado en casa y salí en busca de una revista, estaba lloviendo y cuando llegué al kiosco me dijo el señor..

-¡Hola Manu! ¿Que tal estás amigo?

A todo esto me extrañé porque realmente me acababa de ver en mi espejo con cara de pasa y más viejo que mi querido abuelo.

Volví a casa corriendo y me miré en el espejo, ¡Estaba tal y como siempre! no había cambiado nada, me di la vuelta y allí estaba el hada de la varita y lo único que me dijo fue:

-No te olvides de lo aprendido.



Y esa fue mi historia y desde ese momento siempre me he dejado llevar por la situación. Y nunca intentar cambiarlo con magia ni nada que pudiese estar a mi alcance...

1 comentario:

mago merlín dijo...

Muy bien, Mandarina. Esto sí que es jugar con el tiempo. (Aunque, ¡una bruja escribiendo fábulas con moraleja contraria al uso de la magia...!)
Un saludo.