sábado, 15 de noviembre de 2008

*El infierno*

Otro día más aquí entre el cálido fuego y los hombre y mujeres malvados que me rodean...y todo por una real injusticia de la que me vengaré.
Siento como si en cada segundo que pasa mi subconsciente crease una persona cada vez más malvada, despiadada, otra persona que no soy yo... debe de ser por este lugar, tengo que irme de aquí..
mi única manera de salir, de subir a ese sitio al que llaman cielo, del que he oído cosas preciosas es demostrar mi inocencia.
Aquel día en el que aun estaba vivo, que tenía una vida tan normal como la de cualquiera, que respetaba cada ley impuesta, cualquiera, hasta la más estúpida.
Ese 13 de Marzo en el que yo paseaba con mi querido perrito "Ron con Whisky" cuando me crucé con ese ladrón, que iba corriendo con un bolso de una inocente viejecita, corrí, corrí para alcanzarlo y poder arrebatárselo de las manos pero no pude.
En el momento en el que me paré la viejecita se acercó a mi y me empezó a dar con el bastón, diciendo que yo se lo había robado, que dónde estaba su bolso.
Debió de haberse equivocado de persona y no me creía cuando le decía que yo no había sido, que era inocente... un rato después de todo ese barullo vino la policía y me llevaron, por el camino hacia el coche patrulla un tío se me cruzó y me dijo que era una escoria, que la gente así merece morir..y la ultima imagen que recuerdo fue a este hombre a punto de dispararme en la cabeza.
Me quitó la vida, hizo que fuese al infierno cuando no lo merecía, ahora tengo que estar trabajando en las minas día y noche, aunque en este oscuro lugar no se distingan ninguno de los dos, obligado a hacer este trabajo por el mandato de un millón de demonios, con su gigantesco rabo rojo y sus cuernos, realmente como los dibuja la mayoría de la gente en la vida real.
He decidido salir de aquí, y la única forma de salir es por el limbo, hay que ir a un gran ascensor para llegar al sitio en donde decidieron si yo debía ir al cielo o al infierno... me da igual lo que pase después de eso..solo deseo vengarme de lo que me hicieron. Aunque tenga que volver al infierno.
Juan sabe todo lo que pasó y está intentando conseguir la llave, la llave del ascensor, le prometí que si me pillaban él no había echo nada que aun estaba pagando haber matado a un hombre.
Ahora me voy a la cama.. mañana dice que me dará la llave a primera hora...

...suena le despertador, una noche horrible, casi no he podido dormir por la intriga de lo que pasaría al siguiente día...
Se acaba de caer al suelo algo que parece un pequeño objeto metálico, me agaché y la vi, es la llave, la que tanto esperaba.
Estoy corriendo todo lo que puedo por llegar al ascensor antes de que nadie se despierte pero el recorrido se me hace demasiado largo.
Al fin he llegado, ojala encaje la llave y pueda salir de este infierno, nunca mejor dicho.
Había dos cerraduras...
..la primera, parece que no encaja...
..la segunda, ¡encaja perfectamente!
Veo una luz muy intensa que me ciega, nada mas cerrarse la puerta de golpe...
-¡Despierte! ¡Despierte!-Dijo una voz, ¿De donde procedía? Veo todo muy nublado.
-¿Quién es usted? No veo nada...-le respondo.
Ahora veo todo con claridad estoy en un coche de policía tumbado con una manta, tengo en frente a un hombre, un hombre desconocido que está cogiéndome la mano y...¡Estoy sangrando!
-¡Respóndame! ¿Quién es usted?
-Soy del cuerpo de policía se ha desmayado. Lo raro es que no haya muerto cuando le han disparado con una pistola en toda la cabeza.
-¿Quién me ha intentado matar?
-Salga del coche. Lo hemos matado justo después de que disparase para matarte...en realidad pensábamos que estaba muerto... pase a ver a el señor..
Destapo al cadáver y a la persona a la que me encuentro es a Juan, parece ser que al matarle se le transformó la cara...le daría un par de golpes que la deformaron, aquel que me ayudó a salir de el infierno... de el peor lugar en el que puedes estar.

lunes, 3 de noviembre de 2008

*La historia del revés*

Hola, soy Pedro, Pedro Manuel Rodríguez Gómez Carballo... y así puedo seguir pero esto no es lo que os quiero contar sino os quiero contar la razón por la que estoy aquí solo, bajo la lluvia, un viejo de 63, cansado... cuando ayer ni tenia 13 años, anteriormente...

Era un día de un radiante sol sin una nube en el cielo, yo estaba jugando con mis amigos Mario y Corns al fútbol y como siempre Corn nos ganaba a los dos. En ese momento a Corn le dio un subidón de auto estima y se empezó a reír de nosotros y esto seguido de despreciándonos diciendo que no nos merecíamos jugar con él que eramos demasiado malos. Después se fue con los mayores y nos desafió solamente para reírse de nosotros cuando ganasen.

Me fui llorando a casa igual que le pasó a Mario, estábamos tristes por haber perdido a nuestro gran amigo Corn que se le veía tan bueno y tímido antes de lo ocurrido...

No pude dormir, estaba muy nervioso porque al día siguiente sería el gran partido que obviamente perderíamos y nos marcaría para siempre simplemente porque nos quedarímos sin uno de nuestros escasos amigos...

De repente me entró un ataque de ira y me empecé a dar cabezazos contra la pared cuando en una de estas me rompí un diente entonces pensé que cuando viniese el hada de los dientes le pediría ayuda para el partido.

Fui a la cocina y me tomé una gran taza d café para no dormirme en toda la noche, me acosté en la cama y medio cerré los ojos hasta que vi al hada de los dientes y me levanté de golpe, el hada me vio y se fue volando, lo que pasa es que se dejó una especie de varita mágica , pero no una varita mágica cualquiera sino una varita mágica que tenía un especie de reloj de colores muy cantosos...

Empecé a curiosearla, estaba en mal hora, unos cinco minutos adelantados y la puse bien, de pronto estaba el hada otra vez en el mismo lugar, lo único que cambió es que yo seguía teniendo la varita.

Al descubrir esto puse el reloj a las nueve para poder dormir bien y seguir teniendo mi preciado diente.

Al día siguiente estaba tan descansado que llamé a Mario para ir a entrenar antes del partido, pero nunca le diría lo de la varita.

Cuando llegó el momento del partido ellos tenían el balón pero lo que hice yo fue parar la aguja y así poder coger el balón mientras ellos estaban en pausa.

Con este método pude ganar el partido pero nuestro ex-amigo no volvió sino que se quedó solo por habernos traicionado así.

Días después estaba tan aficionado a la varita que lo utilizaba para todo, hasta el momento en el que quise adelantar el tiempo un día entero para poder ir ya a una fiesta que habían organizado. En vez de eso me vi viejo como con 63 años osea como os conté en un principio. Cuando de repente apareció el hada de los dientes y me arrancó la varita de golpe muy enfadada diciendo que me quedaría así de viejo hasta que muriese y de fue.

Desde ese instante me quedé en casa encerrado porque no quería que me viesen con esas pintas.

Un día me arté de estar encerrado en casa y salí en busca de una revista, estaba lloviendo y cuando llegué al kiosco me dijo el señor..

-¡Hola Manu! ¿Que tal estás amigo?

A todo esto me extrañé porque realmente me acababa de ver en mi espejo con cara de pasa y más viejo que mi querido abuelo.

Volví a casa corriendo y me miré en el espejo, ¡Estaba tal y como siempre! no había cambiado nada, me di la vuelta y allí estaba el hada de la varita y lo único que me dijo fue:

-No te olvides de lo aprendido.



Y esa fue mi historia y desde ese momento siempre me he dejado llevar por la situación. Y nunca intentar cambiarlo con magia ni nada que pudiese estar a mi alcance...